Elias Howe y Whitcomb Judson son dos tipos que en diferente momento y lugar tratan de inventar algo que pueda sustituir los cierres de cordones y botones que en aquel entonces existían. Cada uno saca sus inventos y soluciones al respecto. La cuestión es que ninguno de los dos cierres era en realidad muy cómodo ni viable su producción. Judson no obstante monta su empresa y trabaja en mejorar sus mecanismos más o menos infructuosamente, hasta que llega a su empresa en 1906 un inmigrante sueco de nombre Gideon Sundback que se pone a trabajar en la mejora de los mecanismos. En 1914 el sueco inventa lo que hoy conocemos como cremallera moderna, se casa con la hija de Judson y la pasa muy bien.
Andaba en 1941 el ingeniero suizo George de Mestral por el campo cuando se dio cuenta de que su perro y él estaban completamente llenos de semillas de cardo por todas partes. Cuando llego a su casa renegó tanto sacando del pelo del perro las semillas enganchadas, que decidió examinarlas con el microscopio. Allí se da cuenta del mecanismo por el cual la semilla del cardo se agarra tan bien al tejido. Al tiempo y trabajando en ese mismo mecanismo natural patenta el Velcro y la pasa mucho mejor que Sundback
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