Eduardo Chillida, escultor vasco, dijo:
“Un día soñé una utopía: encontrar un espacio donde pudieran descansar mis esculturas y que la gente caminara entre ellas como por un bosque”
Total que paso un tiempo y encontró un caserío medio destruido en medio de una zona rural cerca de San Sebastián. Lo reconstruyo con mimo y buenas artes para crear el Chillida Leku o Museo Chillida. Un lugar en el bosque donde descansa toda la obra personal del escultor. Un lugar mágico en el que hay que ir a ser posible en cada una de las estaciones del año para ver los cambios de color del lugar que no tiene paredes pero tiene arboles. Una cosa tremenda.
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